La educación de los niños con Síndrome de Down
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Título
La educación de los niños con Síndrome de Down
Descripción
Aunque crea que es un tópico en desuso, nunca dude que usted es el mejor educador y psicólogo de sus hijos. Para bien e incluso para mal –desgraciadamente, en ocasiones– la figura de los padres o tutores es el timón del barco que dirige su primera formación como niño que se convertirá en persona y en adulto.
Queramos o no, como padres y educadores que somos, hay aspectos de la formación educativa que siempre debemos tener presentes, y más aún cuando nuestros hijos tienen necesidades pedagógicas especiales, como es el caso del síndrome de Down.
La mayoría de los niños con síndrome de Down presentan un buen estado de salud y se crían bien cuando se encuentran en un ambiente cálido y afectivo. Con todo, es probable que usted aprecie un retraso en su desarrollo que suele abarcar tanto a las habilidades motrices como a las habilidades sociales, comunicativas y cognitivas. ―Es un bebé muy tranquilo‖, se suele decir. Quizá demasiado tranquilo.
Este retraso afecta a su capacidad para voltear, sentarse, gatear, mantenerse de pie (pararse), gatear o andar; a su capacidad para deglutir y aceptar alimentos sólidos; a su capacidad para responder prontamente a los estímulos visuales o auditivos y dirigir la mirada; a su capacidad para iniciar la emisión de sonidos y balbuceos; o a su capacidad para manipular juguetes e integrarse y participar en juegos sencillos.
Queramos o no, como padres y educadores que somos, hay aspectos de la formación educativa que siempre debemos tener presentes, y más aún cuando nuestros hijos tienen necesidades pedagógicas especiales, como es el caso del síndrome de Down.
La mayoría de los niños con síndrome de Down presentan un buen estado de salud y se crían bien cuando se encuentran en un ambiente cálido y afectivo. Con todo, es probable que usted aprecie un retraso en su desarrollo que suele abarcar tanto a las habilidades motrices como a las habilidades sociales, comunicativas y cognitivas. ―Es un bebé muy tranquilo‖, se suele decir. Quizá demasiado tranquilo.
Este retraso afecta a su capacidad para voltear, sentarse, gatear, mantenerse de pie (pararse), gatear o andar; a su capacidad para deglutir y aceptar alimentos sólidos; a su capacidad para responder prontamente a los estímulos visuales o auditivos y dirigir la mirada; a su capacidad para iniciar la emisión de sonidos y balbuceos; o a su capacidad para manipular juguetes e integrarse y participar en juegos sencillos.
C 10.1
Creador
Fundación Iberoamericana Down 21
Fecha
2010
Cobertura Espacial
España
Editor
Autoedición